martes, 30 de octubre de 2007

Educación para la ciudadanía
¿Qué hay detrás?



Educación para la ciudadanía (=en adelante EpC) es la novedad más importante de la LOE. Esta materia, con diferentes nombres según la etapa educativa, se presenta como obligatoria, en toda clase de centros docentes, para alumnos de Educación Infantil, Educación Primaria, Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato.

El lenguaje que utiliza el Gobierno en el Currículo incluye expresiones que, en principio, son adecuadas, correctas y que nadie en su sano juicio podría contravenir. Así, tolerancia, justicia, igualdad, género, orientación afectivo-sexual y un largo etcétera inundan las páginas farragosas del currículo y de los libros de textos ya en vigor.

Pero ¿qué esconde ese lenguaje? ¿Qué oculta Educación para la Ciudadanía? Sin duda, un intento claro de adoctrinamiento por parte del Gobierno del PSOE. Adoctrinamiento que, por supuesto, está al margen e incluso en contra del derecho fundamental que tenemos los padres de elegir la formación moral de nuestros hijos como una responsabilidad y un derecho nuestro y no del Estado. Así lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de 1948, que en su artículo 26.3 proclama que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos". Asimismo, el artículo 27.3 de la Constitución Española obliga a los poderes públicos a garantizar “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

Este intento de adoctrinamiento, que recuerda a otros regímenes y a otras épocas, supone un claro intento de formación de la conciencia moral de nuestros hijos. Así se recoge en el currículo y así lo ha reconocido la Ministra Cabrera. Se reconoce la abierta intención de establecer un mínimo común ético en aras de un pseudo-consenso colectivo, sacrificando todas las aportaciones éticas que no sean de un marcado carácter “socialista”-laicista.

La nueva asignatura impone la ”ideología de género”, por la cual debe aceptarse, sin posibilidad alguna de crítica y con la amenaza de ser señalado y acusado de “homófobo”, que existen, según la libre elección de cada uno, diferentes “orientaciones afectivo-sexuales”, todas ellas equiparables, y que la diferenciación sexual entre varón y mujer –base de la familia- es una construcción cultural que debe ser superada.

EpC abusa de las emociones y los afectos de los alumnos y renuncia a la pedagogía del esfuerzo, la exigencia y la voluntad como condiciones de su crecimiento como personas. Silencia completamente las tradiciones religiosas y la existencia de Dios y de la trascendencia de la vida humana como factor conformador de la ética de muchos ciudadanos, relegando la experiencia religiosa a una opción íntima sin ninguna influencia en la vida social de la personas ni en la ética pública.

Además como padres tenemos una preocupación añadida y es que una buena parte de los “criterios de evaluación” de la asignatura no se basan en la adquisición de conocimientos sino en la observación de los comportamientos de los alumnos para comprobar que han asimilado los planteamientos ideológicos de los contenidos.

En cuanto a los contenidos que sí son necesarios y justificables –conocimiento de las Declaraciones de Derechos Humanos, de la Constitución o del funcionamiento del sistema político- pueden incorporarse a otras asignaturas, como Conocimiento del Medio o Ciencias Sociales, o bien, tratándose de valores básicos y mínimos para la cohesión social, deben estar presentes de forma transversal.

Por último, manifestar nuestro rechazo a la nueva asignatura y proponer su completa eliminación del currículo. Ante la falta de voluntad del Gobierno del PSOE de dialogar con los agentes responsables de la educación (padres y profesores) la objeción de conciencia se nos presenta como el único camino para protestar ante esta delicada situación.

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